Las puertas automáticas se abrieron paso hacia ambos lados y en el mismo instante las voces de miles de personas hablando al mismo tiempo nos alcanzaron como una oleada.
—¿Por qué estamos en un centro comercial?—Alcé la voz intentando que se me oyera sobre el bullicio. No era necesario ya que Ivan me podía oír perfectamente, de hecho, la pregunta también era innecesaria, ya que hace unos minutos Ivan había dicho que Ryan debía de encontrarse cerca. El juego estaba a punto de acabar, había dicho, pero también dijo que quería hacerle la vida un poco más difícil aprovechándolo hasta más no poder.
El gentío era insoportable, no sabía con exactitud que día de la semana era, pero deduje que debía de ser un sábado o domingo. Solo un día feriado explicaría la gran cantidad de personas... No me tomó mucho tiempo descubrir el porqué Ivan había elegido un centro comercial para su última jugarreta, las personas y sus diferentes olores debían de ser un verdadero reto para un rastreador.
—¿No te parece justo?—Interpeló este con una gran sonrisa, mientras caminábamos hacia el interior del mar de personas.—Es el escenario perfecto. ¡Solo mira cuanta gente! Nada de velocidad súper rápida, nada de rastreo, solo una simple búsqueda como el ser humano que algún día fuimos.
Miré a mi alrededor y suspiré con pesadumbres. Estaba feliz porque este era su ultimo juego, pero es solo que no se me hacia posible que Ryan pudiera encontrarnos fácilmente.
—Si, ya, genial. Eso significa que tu tampoco podrás rastrearlo a él ¿No?
—Exacto, de ahí viene lo de "justo". De pronto, mi mente comenzó a divagar. Si para un rastreador como Ivan le era confuso rastrear a su hermano, ¿seria posible de que eso también se aplicara en mí? Volví a mirar a toda la gente que se nos cruzaba, solo de vez en cuando habían pequeños huecos vacíos entre tanta gente, llegado hasta el punto de tener que abrirse paso a leves empujones. Incluso yo siendo una humana con un simple olfato, podía distinguir los muchos perfumes entremezclados, era sofocante... Era obvio que esa era la razón por la que a ambos rastreadores se les haría difícil la búsqueda.
Entonces, como si de verdad una bombilla de luz se encendiera sobre mi cabeza,dislumbré una posibilidad de escabullirme. Yo también seria invisible tanto para Ryan, como para Ivan.
—¡Ja!—Exclamó Ivan a mi lado, haciendo que volviera mi atención.—Sé lo que estás pensando. Te dejaría perderte si no te necesitara para algo, pero por lo pronto, tendrás que soportarme un poco más.—Su mano me tomó por sorpresa, cogiendo la mía, estaba fría y dura como la de Ryan, pero al igual que este, su tacto era suave. Lo miré incrédula, Unos días atrás habría jurado que odia cualquier contacto con una insignificante humana.—Admítelo, no puedes quejarte. ¿Sabes cuantas chicas aquí se morirían por estar en tu lugar en estos momentos?
Bufé y sonreí sacudiendo la cabeza de un lado a otro.
—Arrogante.
—Boba.
—Estúpido.
—Inútil.
—Tarado.
—Humana.—Y a mucha honra.—Finalicé.
No había lugar alguno que deseáramos visitar en especial así que, por lo pronto, yo tenía la guía mientras Ivan miraba distraídamente a su alrededor, quizá preguntándose si su hermano ya habría irrumpido en el centro. Subimos las escaleras automáticas y di gracias a dios que a Ivan se le hubiera ocurrido amarrarnos de manos, la gente en la segunda planta era aun más desesperante que en la primera, la razón: había una especie de evento en el primer piso, y las personas se habían concentrado en el segundo piso para tener una mejor vista de aquello. Escuché a Ivan maldecir unas cuantas veces y decir una sarta de incoherencias cuando nos adentramos al mar de personas, todas ellas yendo en diferentes direcciones y nosotros tratando de seguir el rumbo que recorríamos, o por lo menos eso me pareció, ya que ni siquiera podíamos ver hacia delante sin que un centenar de cabezas se interpongan en nuestro camino.
—Oohh, no te ves muy animado con tu ultimo juego.—Bromeé. Hacerlo enfadar era tan sencillo como pensarlo.—Con lo que a ti te gusta estar rodeado de humanos...—Me había adentrado a propósito cerca de una barandilla con vistas al primer piso, debajo estaba el dichoso evento, así que por lo tanto estaba más repleto que en cualquier otra parte del supermercado.
Ivan me miró con cara de pocos amigos, pero ignoró mi comentario conformándose con patear mi pie malherido. No lo niego, me hizo ver estrellas y casi no pude reprimir un alarido de los mil demonios, pero no le iba a darle el gusto. Por culpa de él me encontraba aquí, por su culpa me había lesionado nuevamente el tobillo y yo era muy rencorosa, así que el tan solo hecho de que él no se estuviera divirtiendo en su propia tontería, me traía escasos pero gratos momentos. No le iba a dejar en paz si en mis manos estaba la oportunidad de fregarle la vida.
Encarámele mis dedos con los suyos melosamente y me acerqué aun más para no darle el espacio que estaba buscando.—Lo lamento—Fingí con obviedad—Este lugar ests tan lleno, que no te dejará respirar como a ti te apetece.
—Estás jugando con fuego y te vas a quemar—Amenazó con acidez.
—No se de que me hablas—Dije mofándome de su reacción.
En aquel momento todas las personas a nuestro alrededor comenzaron a vitorear y aplaudir con euforia, el espectáculo había culminado y empezaban a replegarse de aquí para allá. Yo por mi lado, le di la espalda al vampiro y me apoyé de codos contra la barandilla de metal, mantuve mi sonrisa triunfante mientras escudriñaba la primera planta con la mirada. Cuando de pronto unas manos por detrás se apoyaron a mi derecha y a mi izquierda con un golpe sonoro, aunque no fue oído más que por mí, me giré inmediatamente asustada y enseguida me arrepentí, su cara estaba a centímetros de mí y sostenía una sonrisa maliciosa mientras me miraba con expresión perversa. Mi estómago dio un vuelco y la sangre huyó de mi cara.
—¿Crees que mi aversión hacia los humanos me afecta hasta el punto de darte ventaja?—acercó su cuerpo sin apartar su rostro del mío, las manos me comenzaron a sudar frío.
—Ivan, esto no es gracioso.—Advertí retrocediendo hasta toparme de espaldas con la barandilla.
—No, ya no te resulta gracioso ¿No es así?
—Aparta.
—Lo lamento, este lugar esta tan lleno, que no te dejará respirar como a ti te apetece.—Y pegó sus labios contra los míos. Me sentí congelada, pasmada, estatua, en blanco como si el tiempo se detuviera y el mundo dejase de girar del lado correcto. Sabía que esto era una broma, un chiste para él y eso me cabreaba. No tuve oportunidad de objetar o hacer el intento de moverme, en ese mismo instante en que pensé hacerlo Ivan se separó de mí con la mirada fija en algún sitio detrás de mí, en realidad parecía estar viendo algo en especial, conocía esa expresión suya y sabía que había detectado algo. Sonrió como si no hubiera pasado nada en lo absoluto e ignorando mi mueca enfadada dijo:
—Que rápido, arriesgado y "oportuno"...
—¿Se puede saber que diablos estás haciendo?—La voz de Ryan se oyó en algún lugar oculto detrás de Ivan. Mi corazón pareció dejar de latir un segundo para luego retorcerme como fuera posible y asegurarme con mis propios ojos. Era él. ¡De verdad era él! Era Ryan tal y como lo recordaba... A excepción de su alarmante expresión.
Lamentablemente me di cuenta de eso después de haber mencionado su nombre con una efusiva alegría. ¡¿Es que acaso no recordaba lo que acababa de ocurrir?! Ryan había visto la payasada de su hermano y no me cabía en la cabeza la manera en que se debía de haber visto desde el punto de vista de Ryan. Una horrenda necesidad de explicar lo sucedido me invadió, hice ademán de adelantarme abriéndome paso sobre Ivan , pero antes de que pudiera decir nada, la mano de Ivan sujetó mi brazo deteniendo mi avance. Alcé la vista con el ceño fruncido, se suponía que el juego acababa aquí.
—Quita tu mano de allí.—La voz de Ryan sonó amenazadora. Un escalofrío recorrió mi piel.
Ivan hizo caso omiso.
—No he venido hasta aquí solo para divertirme—Aclaró Ivan aun sujeto a mi brazo, mientras yo me había quedado sin palabras...
No había nada que yo pudiera decir y tampoco ni una sola razón por la que yo deba tener el derecho a entrometerme en sus asuntos. Lo único que me unía a esta conversación, era que, al parecer, seguía siendo apresada. Esa cuestión había quedado tan atrás, que hasta lo había olvidado, había olvidado que en realidad había sido víctima de un secuestro... Que irónico... Pues juraría que había odiado a Ivan por eso. En todo caso, ¿Qué pintaba yo aquí?
—Lo que tengas que decirme será en un lugar donde ella no este.—Habló con voz helada. Me estaba empezando a acostumbrar oír aquel tono de voz en él... Y al parecer eso me deprimía de algún modo. Pero no fue su tono de voz el que me sorprendió en realidad, fue lo que había dicho. ¿Es que acaso no era digna de su confianza para que escuche lo que tuvieran que hablar? ¿Acaso, solo fui yo la que creyó tener confianza con aquel vampiro? Pero nuevamente me quede sin encontrar mi propia voz.
—Se me hace que no, hermanito.—Rió Ivan sin verdaderas ganas—sabes que no soy lo suficientemente paciente.
—Te he dicho... QUE LA SUELTES.—Volvió a repetir Ryan, esta vez no solo su tono de voz fue amenazador, su postura y su expresión acompañaron su advertencia.
El ambiente se tornó pesado y cargado, y no solo yo lo noté: alguna de las personas más cercanas ya habían dirigido su atención hacia nosotros. Me puse nerviosa, no creía que Ryan fuera capas de revelar lo que eran en pleno público, pero francamente, nunca lo había visto tan amenazador, y pensándolo bien, quizá y no lo conocía del todo bien.
...No sería capas—Me recordé.
Ivan, con la misma burla a la que ya me había acostumbrado, rió una vez más sin tomar interés en hacer caso a la petición de su hermano. Ryan apretó los puños y dio un paso hacia nosotros.
...Si lo sería.—Me convencí.
Ya sea por un acto de nerviosismo y miedo, o solo porque me parecía ser la única persona cuerda de los tres, impulsivamente me adelanté a Ivan y me posicioné delante de él, dándole la cara a Ryan y levantando levemente mis brazos con ademán protector. Mis intenciones no eran proteger al estúpido vampiro que tenía detrás, pero si eran las de evitar una locura frente a todas esas personas cada vez más atentas a lo que estaba pasando.
Ryan me observó sorprendido por una fracción de segundos antes de fruncir el ceño y relajar sus facciones.
—¿Lo estás defendiendo?—Preguntó Ryan, incrédulo.
—Este no es el lugar adecuado para "hablar"—Les recordé primero mirando a Ryan y luego volviéndome hacia Ivan.—Él no me ha hecho nada—Agregué dirigiéndome a Ryan para tranquilizarle.
Su mirada de repente se dirigió a mi pie mal herido, me mordí el labio con gravedad, esto no ayudaba en nada, mi pie había estado recuperándose cuando él me vio por última vez, y en vez de eso, ahora llevaba un gran yeso. Extraje mi pie mal herido levemente ocultándolo de su visión con mi otro pie, era estúpido, pues era obvio... Aun así, solo fue un acto desesperado.
—"Nada"...—Repitió Ryan con sarcasmo, sonriendo con amargura y apartando su mirada de mí con una nota de... ¿Desprecio?
—¿Ryan?—Quise estar segura de lo que había creído percibir, mi voz solo fue un susurro débil y cargado de inseguridad. Quise acercarme, pero fueron mis pies los que me lo impidieron, no la mano sujeta de Ivan pues esta ya no estaba allí. Sin darme cuenta, Ivan había caminado hacia un puesto de comida rápida y bebidas y caminaba indiferentemente hacia un lado cercano a nosotros con un pote en sus manos. Se recostó en un lado de la barandilla.
—Esto se va a poner bueno.—Dijo sonriendo con malicia y metiendo un puñado de palomitas a su boca. ¡¿Que cojones estaba haciendo?!
No pregunté el porqué el estúpido de su hermano ingería comida humana, sabía con claridad que lo hacia solo por meter leña al fuego, quería provocar a su hermano o a mí, sea cual sean sus intenciones, mi atención no daba para otra cosa que no fuera al vampiro que tenía enfrente. Ryan no respondió a mi llamado ni a mi mirada y de repente sentí el estómago vacío.
—¿Que te ocurrió en el pie?—Preguntó de repente, aun sin mirarme.
—No fue él—Me apresuré en decir.—Fue culpa mía.
—Ah, por su puesto. Debí adivinarlo.—Su tono de voz empezaba a irritarme.
—¿Qué quisiste decir con eso?—Exigí recuperando mi habitual actitud.
—Que eres tan testaruda y tonta como para hacerte daño a ti misma—Replicó mirándome esta vez.
—Así no fueron las cosas—Dije con voz dura.
—Me acabas de decir que no fue Ivan quien te hizo eso sino tu.
—En realidad...—Intervino el aludido. Ambos, Ryan y yo le interrumpimos antes de que pudiera continuar. No hacían falta más de sus payasadas.
—CIERRA EL PICO.
—¡CÁLLATE Ivan!
—Genial, ¿Ahora lo llamas por su nombre de pila?―Mascullo Ryan.
Lo miré incrédula.
—Y ¿qué con eso?
—¿Sabes que? Quizá y la pregunta correcta sea: "¿Me he perdido de algo?"
—No sé que es lo que tratas de insinuar—Mentí ácidamente.
—Oh, te ayudaré con eso... Primero, los encuentro besándose; luego lo defiendes...
—¡¿Besándose?!—Grité indignada.
Detrás se oyeron las carcajadas de Ivan y supe con claridad que muchas de las personas ambulantes se detuvieron de pronto. Me importó un comino.
—Tu... se supone... que conoces a tu ¡HERMANO!—traté de contener la rabia mascullando las palabras por separado, pero al final sin éxito.
—No vuelvas a emparentarme con él—Dijo Ryan exasperado.
—Ryan, él es tu hermano.—Repetí también testaruda.
—Tu no lo entiendes.
—Oh, si, si lo entiendo.—Recordé algo más para añadir.—Por lo menos Ivan me tuvo la suficiente confianza como para contarlo y explicármelo.
No lo iba a ocultar, me dolía el hecho de que Ryan no haya sido capas de decírmelo. ¿Era yo la única que creía tener confianza entre los dos? La expresión de Ryan se tornó confundida por unos segundos antes de observar a su hermano fulminantemente.
—¡Eh! A mí no me metáis en esto.
—¡Cierra la boca, Ivan!—Gritamos Ryan y yo a la vez.
—Demonios, Ryan ¿Qué es lo que te molesta tanto?—Quise saber, harta ya de tantas miradas observándonos.
—Oh, no lo se...—Sonrió con amargura—Quizá sea el "de haber sabido que se lo estabais pasando tan bien como para confraternizar, no me habría tomado la molestia de venir hasta este lugar para encontrarlos bes...
—¡Fuiste tú el que prometió encontrarme!—Le recordé en voz alta e indignada, ¡Pensaba decir otra vez lo del "beso" que ni siquiera yo me lo esperé! Era el colmo...
—Bien entonces, pues ya te he encontrado. ¡Adiós!—Y nos dio la espalda marchándose a zancadas. Lo quedé mirando con incredulidad mientras él apartaba de un empujón a un grupo de pobres jóvenes que se encontraban en su camino, estos ni siquiera reclamaron al ver la expresión de Ryan. Instintos humanos, supuse yo, algo de lo que definitivamente yo carecía.
La gente comenzó caminar en diferentes direcciones contrarias a la mía, probablemente pensando que el tipo que se acababa de ir, era de algún modo increíble mi novio y que yo le había puesto los cachos con su hermano gemelo. Que les den, me importaba una mierda lo que aquellas estúpidas personas débiles e ignorantes pensaran... Me sorprendí de mí misma al pensar de aquel modo con una nota de superioridad. Quizá el haber pasado estos últimos días con Ivan me habían convertido en una arrogante como lo era él.
Alguien soltó una corta pero perceptible risa y entonces recordé que Ivan se encontraba tranquilamente detrás de mí.
—Tu sí que le sacas de quicio—Comentó con la boca llena mientras masticaba más palomitas—Nunca lo había visto tan fuera de sí.
Me giré y le di un repentino manotazo al pote de palomitas que llevaba en la mano, este cayó al suelo derramando todo lo que quedaba por todas partes.—¡Todo esto es tu culpa!—Le chille en la cara.—Llévame a casa.—Ordené tajante.
Ivan se encogió de hombros indiferentemente metiendo una mano a su bolsillo.
—De acuerdo. Pero primero tendrás que comprarme otras.—Dijo señalando el pote en el suelo.
Le fulminé con la mirada. Si las miradas matasen...
—¡Hablo en serio!—Se excusó antes de que yo pudiera comenzar a gritar.—Si tuviera dinero no te molestaría. Vamos, solo serán unas cuantas monedas.
Increíblemente lo decía en serio: Quería otro pote de palomitas de maíz.
De regreso—y aunque desde hace mucho tenía ganas de decir "por fin", ahora una pequeña parte dentro de mi solo deseaba nunca llegar a Forks, donde una rencorosa Lianne me estaba esperando— quería ser yo la que condujera de regreso, pero Ivan insistió en que no quería destrozar aquel coche deportivo.
—Tan solo mírate, no estás en condiciones de conducir y este coche sí que me gusta de verdad... Y si no te gusta, puedes conducir otro y estrellarte tu sola.—Había dicho mientras se acomodaba en el asiento del conductor, para eso entonces yo ya me encontraba sentada en el asiento de al lado y con los brazos cruzados sobre mi pecho. No tenía ganas de esperar a encontrar otro coche para poder salirme con la mía y además quería estar en mi cuarto de una vez por todas, así que no objeté nada.—Una elección sabía para una humana—Mofó Ivan y arrancó.
El recorrido y aunque me cueste admitirlo, no fue del todo horrendo como me lo esperaba. La discusión con Ryan había bajado totalmente mis ánimos y desde hace horas tenía unas horribles ganas de llorar aunque no entendía muy bien por qué me dolía tanto. Si, era cierto que me había enamorado de él y ¿Qué? Desde siempre había sabido lo inalcanzable que era y hasta ya me había acostumbrado a la idea de estar discutiendo con él a cada momento, no era ninguna novedad. Pero esta vez era distinto... No sabía como pero era diferente. Esta vez sentía como si de verdad no habría manera de reconciliación sin que cambien de algún modo las cosas.
El crujiente sonido del masticar de Ivan era irritante, sobre todo porque en este coche apenas y se escuchaba el ronroneo del motor.
—Ya puedes dejar de intentar molestarme—Exploté quitándole el pote.—lo has conseguido, ¿no te vale ya?
—Aunque la idea me resulta tentadora, tengo que decir que no es ningún intento de molestarte.—Replicó arrebatándome el pote de las manos y metiéndose otro puñado a la boca. Lo miré ceñuda.—¿Qué?—inquirió con cara de pocos amigos.
—Los vampiros no comen—Refunfuñé—. A poco y te gusta...
—No he dicho que me guste el sabor—Aclaró indiferente. Lo miré expectante, a la espera de una explicación—. Es la manera en que se siente al masticarlo ¿Contenta?
Bufé y sin que pudiera evitarlo me reí.
—¿Estás de broma?
—Mira, sabe a corcho, si, pero por más raro que parezca, es lo único que recuerdo como se siente al masticar. Lo demás, simplemente no me pasa.—Contrajo la cara.
—... —dudé al preguntar—Dijiste que nunca habías visto a Ryan tan irritado, ¿Es cierto eso?
Ivan se carcajeó y yo le ignoré, mi pregunta iba en serio.
—bueno, aparte de que eres tan irritante...—Comenzó y yo me mordí la lengua para evitar soltarle un insulto—... En parte creo que es porque estaba sediento: sus ojos estaban del color más oscuro que el carbón—comentó riéndose.
La culpabilidad llegó al instante. Ryan no se había detenido a alimentarse por estar tan pendiente en buscarme. ¡Tenía que ser un tonto!
Tragué el nudo que se había acumulado en mi garganta.
—Por otra parte creo que mi última broma le cabreó demasiado—rió con más ganas. Recordé su última broma y una sensación de acidez me llenó la boca.
—Idiota.
El viaje no fue tan largo como me lo esperaba y habríamos llegado incluso antes, de no haber sido por las "necesidades" de Ivan. Las palomitas de maíz se habían vuelto su vicio y cada cuantos ratos, cuando se le terminaban, tuvimos deparar en tiendas de veinticuatro horas para comprar más. Él aseguraba que podía dejarlo cuando él quisiera, pero yo lo dudaba. Ivan era el primer vampiro al que conocía que le gustara masticar corcho para sentir la consistencia y recordar.
Al llegar a la puerta de mi casa—y no sabía si lo seguía siendo—, solté un gran suspiro y toqué tres veces con la esperanza de que Lianne no me haya esperado todos estos días. Obligué a Ivan llevarse lejos el coche ya que él había dicho que aun me necesitaba para lo que se proponía. Sabía que no me libraría de él ni aunque así lo quisiese, pero también estaba el hecho de que su compañía me resultaba grata por muy irónico que sea.
—No hay nadie dentro—Habló de repente su voz detrás de mí, haciendo que soltara un grito del susto. Estaba nerviosa, esa era mi excusa.
—¿Cómo es eso de que no hay nadie?
—No oigo ni percibo señal de vida allí dentro.—aseguró encogiéndose de hombros.Lianne no estaba en casa, genial, así no me podría sacar a patadas en cuanto me viera dentro. Intenté girar la perilla de la puerta, pero estaba cerrada con llave. Solté una maldición, no podría escalar hacia mi ventana con el pie enyesado. Miré hacia Ivan y pedí por favor, este asintió y lo siguiente no supo como sucedió. Él solo levantó la mano, cogió la perilla y la magulló con su mano fácilmente. Un chasquido y un rechinado se oyó, y empujó la puerta levemente abriéndola a la fuerza.
—¡¿Pero que haces?!—Exclamé con voz grave.—No te es suficiente con que Lianne quiera votarme de la casa en cuanto llegue, ¡ahora quieres que me cobre por los daños que haces!—acusé.
—Tú lo pediste—Se defendió.
—Te pedí que me ayudaras a trepar a mi habitación, no que destrozaras el seguro de la casa... Ahg no sé ni para que me molesto, olvídalo. Entré en casa y mi estomago cayó al suelo de un solo golpe. No era que la casa estuviera hecha un desastre, era solo que Lianne no era de las personas que dejaran cosas a medio hacer: En la mesita de la sala de estar, reposaban bolsas llenas de comida chatarra y una caja plana de pizza estaba medio abierta, al lado reposaban dos latas de bebidas también abiertas y a medio terminar. Ivan se limitó a arrojarse sobre el mueble con los pies sobre la mesa mientras yo metí todo en las bolsas, al hacer esto, me di cuenta de que no todo era basura, había una hoja escrita a mano con la letra de Lianne:
Si lees esto es que ya me he ido de casa. Solo debo decirte que gracias a ti me he dado cuenta de que aun soy joven y que puedo hacer lo que se me plazca en gana. Procura no meterte en líos.
Lianne
—¡Genial!—Masculle antes de que Ivan me arrebatara el papel y le diera un breve vistazo.
—Míralo de este modo, ahora eres libre y no te han echado de tu casa. ¿Quién no daría por tener lo que tienes ahora?—Arrugó el papel en una bola y lo arrojó tras de sí sin importar donde caiga.
—¿Tener a un vampiro pegado a cada hora utilizándome como sebo? Si, ¿quién no querría esto?
—¿Tienes palomitas aquí?... Oh, espera—Bisqueó en dirección a la cocina y desapareció por la esquina. No tuve que prestar más atención, me dirigí a mi cuarto y me recosté en la cama, me sentía más cansada de lo que había creído estar. Cerré mis ojos e intenté dormir.
Pasaron unos segundos en silencio y traté de escuchar a Ivan en el primer piso, cuando...
—Si me ayudas a encender la cocina, prometo no volver a hacer esto—Susurró de repente en mi oído haciendo que me sobresaltara y abriera los ojos para encontrármelo encima. Él se carcajeó.
—¡¿Quieres dejar de hacer eso?!—Me incorporé apartándolo.
Ivan estuvo en un segundo parado al lado de la puerta y me tiró la bolsa de maíz para que la atrapara.
—¿No sabes preparar unas simples palomitas de maíz?
—Date prisa—Urgió siguiéndome por detrás mientras yo intentaba bajar los escalones.
—Creo que la palabra que buscas es "por favor", y te recuerdo que tengo un yeso en la pata, no puedo ir más rap...—antes de que pudiera terminar de hablar, Ivan me había llevado en vilo hacia la cocina.
—Rápido—Urgió una vez más.
—¿Pues no que no era un vicio?—Cogí la bolsa y la vacié en una cacerola para luego taparía y colocarla en fuego. Me giré y le miré expectante.—¿Me vas a decir el porqué estás en Forks y por qué Ryan no quiso que lo hablaras delante de mí?—Interrogué sin más preámbulos.
Él se recostó contra el lavadero y cogió un cuchillo de al lado para juguetear con este.
—Lo necesito para volver con Devonn y los demás.—Respondió directamente.
Pasó sus dedos presionando el filo del cuchillo hasta sacarle un increíble filo delgado.—Ya te he dicho lo pirado que esta ese tío con lo de las familias, cree que si Ryan permanece aquí, no tengo lugar allá.
—¿Te han echado? ¿Pero eso no significaría perder fuerzas para su propósito?
—Si, ya te dije que es un pirado.
—¿Entonces para que me necesitas en todo esto?
—Veras, es simple: El primer día que llegué, te vi a ti y a Ryan juntos, supuse que erais algo así como novios, así que si lograba separarlos, Ryan no tendría por qué permanecer aquí.
—Ya, lamento decirte que te has equivocado. Él y yo no somos... Novios, y creo que aunque tu plan ha dado resultado, obviamente no soy mucho para tu hermano—No pude evitar que un tono de amargura emergiera.
—Humanos ingenuos y estúpidos...—Murmuró sacudiendo de derecha a izquierda su cabeza mientras yo le ignoraba y retiraba la cacerola de la cocina, volví a vaciar el maíz en la bolsa original y se la tendí después de coger un puñado.
—Repararás el seguro de la puerta—Le dije antes de que él me quitara la bolsa, hizo un gesto de desdén con la mano y se fue hacia la sala.
Suspiré y me apoyé contra la repisa absorta en mis pensamientos, preguntándome si Ryan de verdad se iría de Forks con su hermano. ¿Esta seria la última vez que lo vería? Dudaba que en verdad tuviera la oportunidad de volver a verlo si eso ocurría. Sacudí la cabeza frenéticamente. Había vivido sin Ryan durante toda mi vida, no precisamente desde ahora me moriría si se marchaba. Me sentí estúpida cuando mis propias palabras me taladraron con un dolor agudo y me encaminé hacia la salita. Cuando entré, Ivan estaba nuevamente sentado en el sofá y ahora la televisión estaba encendida, me acerqué y me senté a su lado, estaban transmitiendo una película de terror y aunque la verdad no tuviera buena pinta, me quedé.
—¿La vida de un inmortal suele ser así de aburrida?—Pregunté robándole un puñado de la bolsa, verlo comer me había abierto el apetito.
—He aquí la razón por la que quiero volver con mi clan, la vida no podría ser más aburrida que vivirla como un humano... Eh, prepárate otras, estás son mías.—Retiró la bolsa de palomitas cuando quise coger un poco más. Le miré con indignación.
—Esta es mi casa, estás son mis palomitas y fui yo quién las preparó—Le recordé.
—Si, si, como tú digas.—Y siguió mirando la pantalla con expresión aburrida.
Envolví mis piernas con mis brazos y me quedé en silencio imitando a Ivan, solté un suspiro.
—¿Te das cuenta de que llevas suspirando todo el tiempo?—Preguntó de improvisto.
—¿Y eso importa?
—A mí no, pero a ti sí.
No contesté.
Me levanté nuevamente y busqué algo de beber en la nevera, la sed me empezaba a pasar factura. Para mi desgracia no había ni una gota de agua hervida, tampoco jugos o algo que aplacara mi sed, ¿Qué habría pasado con Lianne? Este no era su estilo. Levanté la vista, y como si fuera un milagro, encontré cinco latas empaquetadas de lo que había encontrado a mi regreso, se trataban de cócteles y eran de diferentes sabores de frutas, no era costumbre mía beber alcohol, pero tenía mucha sed y a la porra. Cogí el paquete y regresé al vestíbulo para sentarme nuevamente.
Narración en tercera persona.
Tenía que convencerlo, de alguna manera tenía que convencer a Ryan de volver con Devonn. Ivan no imaginaba su vida sentado en un sofá y viendo películas de pacotillas como lo estaba ahora. Iba por buen camino, se dijo a sí mismo, por más cruel y egoísta que haya sido, las probabilidades de que Ryan no tuviera otra opción más que volver con Devonn estaban a su favor. Por otro lado, su intención no había sido lastimar a otra persona—al menos ahora lo pensaba de ese modo—, le daba igual cargarse una relación de amistad como lo había dicho Haley, pero al parecer, se sentía un poco incomodo al saber que en aquella relación de amistad de Ryan y Haley si había algo más.
Bufó, no era para tanto. Los humanos olvidan rápido y Haley no era la excepción aunque su comportamiento fuera poco inusual. Además, Ivan no imaginaba o no creía aun que su hermano en verdad estuviera enamorado de una simple humana, simplemente no podía ser.
Reparó que la bolsa de palomitas se había quedado vacía, entonces recordó que también estaba el hecho de que por muy difícil de creer, se había enviciado con masticar palomitas de maíz. Ivan se preocupó unos segundos creyendo que había algo malo en él, pues aunque el sabor era horrible, creía poder soportarlo con tal de masticar y masticar.
Miró a su derecha, donde Haley se encontraba absorta en sus pensamientos mientras sostenía una lata de coctel en ambas manos, no tuvo que ser lector dementes para saber en que estaría pensando. Le dio flojera molestarla para que le preparase otra porción de palomitas, así que se puso de pie y en menos de lo que se tarda en parpadear, estuvo en la cocina, sabía muy bien donde encontrar más bolsas de esta y como preparárselas. Bufó nuevamente, no había necesidad de comer, se dijo a sí mismo, pero sus manos ya habían cogido otra bolsa y la había vaciado en la cacerola. No tardó mucho en darse cuenta de que el olor a alcohol había incrementado en el ambiente, Haley llevaba ya por la cuarta lata de coctel e Ivan comenzaba a preguntarse si ella no seria una persona con problemas alcohólicos.
Cuando regresó a la sala con su nueva ración en manos, se dio cuenta de que en la mesa ya no solo habían cuatro latas vacías, sino cinco. Levantó la mirada hacia la chica que se encontraba completamente envuelta con sus propios brazos y con la cabeza enterrada. Era deprimente y patético, pensó Ivan sentándose a su lado para observar el nuevo canal que se estaba emitiendo. De haberla conocido en otras circunstancias, Ivan habría llegado a creer que era una chica la cual valía la pena tomar en cuenta aunque solo fuese humana, pero viéndola en ese estado, no le traía dudas de que no era diferente de las otras. Ni siquiera le inspiraba molestarla ya, esto era muy aburrido, se dijo a sí mismo soltando una larga exhalación.
—Eres un idiota—Habló la muchacha de repente.
—¿Disculpa?—Inquirió Ivan extrañado, preguntándose que es lo que había hecho él ahora.
Haley levantó la cabeza mostrando una expresión enfadada y fulminándolo con la mirada. Ivan solo la observó con la boca medio abierta y con las palomitas en su mano derecha a medio camino. En ese breve lapso se preguntó si podría ser posible que la humana estuviera borracha.
―No te importan los demás, haces lo que se te da la gana, podrías descuartizar miles de personas inocentes allí fuera solo por divercion y aun así no recives lo que te mereces―Haley solto el sermon como solo lo haria una madre riñendo a su hijo adolecente en malos pasos. Resopló soltando sus piernas para incorporarse a duras penas, tambaleandose peligrosamente y delatando su estado de ebriedad. Ivan ni siquiera lo pensó, es mas, se soprendió de sí mismo al haberce presipitado en cojerla antes de que pudiera hacerse daño a sí misma.
Las cosas se estaban poniendo dificiles de predecir para el vampiro con cada segundo que pasaba junto al bicho raro del que parecia despertar un cierto interez en su hermano. Pero esto ni el propio Ivan se lo esperaba.
Haley se soltó bruscamente y comenzó a pasearse por toda la estancia de lado a lado, siempre tambaleándose mientras parloteaba enfadada al parecer consigo misma e Ivan solo permaneció inmóvil observando la escena sin estar seguro de reírse a carcajadas o darle importancia a esa incomoda comezón que tenía en las palmas de sus manos. ¿Por qué no se sentaba de un vez? pensó este, inquieto.
―...y lo más patetico de todo esto es que YO, después de haber sido responsable todos estos años me diera la sensación de que no he logrado NADA.―Despotricó la humana girándose nuevamente hacia Ivan, como si buscase una opinión de este acerca de todo lo que acababa de decir.―Mírate. ¿Cómo lo haces?―Inquirió ella.
―¿Cómo hago que?―Respondió el vampiro, cada vez más seguro que la mente de la muchacha podría estar más retorcida de lo que él pensaba.
―Fingir que no ocurre nada cuando por dentro sientes serios remordimientos sobre tu relación con tu hermano.―Dijo Haley como si fuera la cosa más obvia.
Al instante Ivan supo que había sido una mala idea haberle contado su historia. Por algo y Ryan no había creído conveniente contraselo...
La noche a partir de ese instante fue de alguna manera larga y extraña. Haley había desaogado todo lo que se guardaba con la unica persona que estaba allí presente, y ni siquiera Ivan estuvo seguro como es que lo aguantó. La joven parecia una radio parlante y protestante aunque Ivan no estuviera escuchandola del todo mientras se dedicaba a seguir observando la pantalla y esto a ella parecia no importarle.
Al cabo de unas horas, no supo exactamente cuando ni como, pero allí estaba: Haley finalmente se había quedado dormida, ebria y exausta. Ivan resopló con pesades y a continuacion la recargo en sus brazos para depositarla en su habitacion, donde le aguardaba su comoda cama.
~ Haley ~
No sabía exactamente que hora del dia podria ser y francamente ni me importaba. Al parecer a mi cuerpo solo le apetecia quedarse tumbado por el resto de la eternidad y aquello tenía muy buena pinta si recordaba que ahora, de la noche a la mañana me había convertido en la responsable de toda la casa... De TODA la casa!
Maldije mentalmente. Lianne me las pagaria en cuanto se le ocurriese entrar por esa puerta...
De pronto, subitamente recordee que no estaba sola, y no tecnicamente con una grata compañia: Ivan.
¿Ya se habria marchado?
Si a Ryan no se le ocurria regresar, no veia el por que Ivan tendria que quedarse por mas tiempo. Pero por ahora muy en el fondo sentia una clase de tranquilidad. Si en estos momentos me hubiese encontrado sola, sin ninguna prueba humana que probara que lo ocurrido estos ultimos dias era cierto, sin duda alguna podria haber entrado en panico.
Intenté removerme en mi cama y para mi sorpresa fue algo casi imposible. Mi cuerpo entero me pesaba y lo sentia muy agarrotado para poderlo mover con livertad... Un momento, ¿Cuando había llegado yo a mi cama? ¿Porque esta era mi cama no?
Intenté recordar algo cercano a lo de ayer, y de hecho no hubo nada, pues no recordaba absolutamente nada.
Abrí los ojos de golpe, temiendome lo peor.
Era mi techo, el acostumbrado color cahoba de mi habiacion. Suspiré con alivio.
...Un momento. ¿Que era esa enorme mancha escarlata dibujada sobre mi presioso techo?
Traté de levantarme subitamente encontrando el interruptor de activar en mi cuerpo haciendo un gran esfuerzo y en seguida me arrepentí. Un horrible y agudo dolor taladró mi cabeza como si me hubieran atizado con una bara de metal. Oh, si. Podia oir el retumbante sonido que habria emitido esta.
Al instante, un tacto gelido ayudó a sostenerme incorporada mientras mis manos se habian dirigido a mi cabeza.
―Ivan?―Gemí a penas y pude dedicarle una breve mirada. Sentia que la cabeza me iba a estallar en cualquier momento.
―En realidad, no. Soy Ryan.―Contestó esa voz familiar.
Y en efectivo era él. Sus brillantes y hermosos ojos color topacio estaban a escasos centimetros de los mios.
―Ryan, ¿Que haces aqui?―Murmuré arrastrando la voz.―¡¿Y por que me duele tanto la cabeza?!― Intenté exclamar, solo para descubrir que el dolor era aun peor cuando hacia esto.
―Tranquila, estaras bien dentro de unas horas, cuando se te pase la resaca.
―¿Resaca? ¿Que ha ocurrido?―Quise saber.
―No recuerdas nada de lo que pasoo anoche?―Inquirió Ryan con voz suave. Lo agradecii, su voz parecia mas un arrullo.
Intenté negar con la cabeza, pues mi propia voz me parecia demaciado osca y sonora.
―¡Hola, Haley!―Gritó de repente una voz en mi oido, seguido por un ramalazo de dolor en mi cabeza.―¡QUE TAL TE SIENTES, ESPERO QUE BIEN!...―Continuó gritando mientras el dolor parecia intencificarse.
―Basta, Ivan. Dejala en paz.―Ryan llamó mi atension. Estaba recargado al lado de la orilla de la cama mientras su hermano, Ivan, se encontraba tumbado a mi lado tan comodo como si llevase allí todo el rato. Este soltó una carcajada y las punzadas de dolor volvieron a taladrar.
―¿Que ha ocurrido?―Volví a preguntar, mas despierta que antes.
―Es una larga historia, será mejor que sigas descansando...―Intentó persuadir Ryan.
―¿Que es esa horrible mancha?―Pregunté haciendo caso omiso a su peticion mientras miraba con desconfianza aquella enorme mancha escarlata sobre mi techo.
―¿Horrible? Ayer digiste que quedaba estupendo con el decorado.―Espetó Ivan con voz divertida.―Es mas, dijiste que eran tan alucinantemente atratactivos como mis ojos.
Inmediatamente me giré hacia él, me importo muy poco que esto trajera otra punzada en mi cabeza.
―¿Que?
―Si.―Estaba sonriendo, era obvio que algo le divertia.―Era mi merienda antes de que tu me la quitaras, probaras un poco, escupieras sobre la alfombra de la sala y la lansaras al techo.―Contestó como si estuviera hablando de un partido de baseball.
Me limité a mirarle horrorizada para después buscar apoyo en Ryan, quién asintió una sola vez claramente conteniendo una sonrisa.
―¡¿Que rayos ha pasado?!―Insistí, esta vez menos segura de querer saberlo.
―Cuando yo llegué ya estabas inconciente.―Explicó Ryan.― Ivan te había dejado aqui cuando me explicó lo de tu tia...
―¡Lianne!―Recordee―¿Donde esta ella?
―No la hemos visto pasarse por aqui.―Informó Ryan.
―Sabes, debes saber que eres mas divertida cuando estás borracha.―Intervino Ivan, aun tumbado a mi lado de manera informal y con los zapatos sobre la cama.―Deberias hacerlo mas a menudo.
―¿Dije algo?―Interpelé.
―Mientras hablabas entre sueños o después de que te despertaras y me confundieras con Ryan y a él conmigo?―Preguntó con la expresion mas exaltada aun.
Algo me decía que no era bueno, lo peor de todo era que cuanto mas Ivan me contaba lo sucedido, mas deficil de creer se me hacia. Teniendo la esperansa de que Ivan estuviera exagerando las cosas preguntaba a Ryan, quién lo afirmaba todo e incluso la verdad resultaba ser mas desastrosa. Cada vez iba de peor a peor.
―¿Por que no hiciste nada para detenerme?―Exigí a Ryan, entrando en panico. Las cosas que había dicho inconcientemente me dejaban en un puesto muy alto en el nivel ridiculamente vergonsozo.
―Eso es justo lo que intentó hacer―Interrumpió Ivan, y a jusgar por su tono de voz la respuesta no me iba a gustar.―Fue entonces cuando le confundiste conmigo y le comenzaste a tirar todo lo que encontraste a tu alcance. Yo en tu lugar no le hecharia un ojo al primer piso.
Estuve totalmente de acuerdo con él.
―Y que te dije a ti cuando te confundí con Ryan?―Le pregunté a la vez de que un ramalazo de temor circulaba por mis venas.
Ivan se limitó a sonreirme con verdadera malicia y Ryan carraspeo la garganta a proposito para llamar nuestra atencion antes de que este pudiera soltarlo.
―Hermano, Podrias dejarnos a solas unos minutos?―Pidió Ryan con un extraño tono de voz, haciendome sentir el estomago lleno de agua helada.
―Oh, vamos. Dejame contarselo yo―Pidió Ivan sin borrar esa estupida sonrisa.―Sabes que de todas maneras podré escucharlos desde abajo.
Ryan se limitó a pedir porfavor e Ivan chistó los dientes antes de desaparecer en unos segundos,dejandonos a Ryan y a mi en un incomodo silencio. Sea lo que sea que haya dicho o hecho, algo me decia que no me iba a gustar mas que las otras cosas que me acababan de contar. Me tumbé nuevamente y cubrí mi cabeza con la colcha, sentia el desesperante deseo de escabullirme y esconderme de sus ojos que no dejaban de observarme ni por un solo segundo. Tan serio era lo que había hecho?
―Haley―Llamó con aquella voz suya de terciopelo. No contesté. Con calma, sus manos retiraron la tela que me cubria. Sus ojos seguian intimidandome, así que sin pensarlo bien me di la vuelta sobre mi misma y le di la espalda.
―Que quieres, Ryan.
―Ayer, vine para disculparme.―Comenzó.― Alla en el centro comercial bien pude haberme comportado de esa manera gracias a que llevaba mucho tiempo sin alimentarme, pero muy a parte de que la sed tuviera culpa había algo mas perturbador que eso.
―Que?
―Celos.
Subitamente cualquier cosa que haya estado rondando en mi cabeza se disipó como si nunca hubiese significado nada. Me giré esta vez para mirarle directamente a los ojos, aun con la cabeza recostada en mi comoda almohada. Ryan estaba extremadamente cerca, tanto así, que podia perderme en la profundidad de sus ojos.
―Ayer, ¿Que es exactamente lo que le dije a Ivan cuando le confundii contigo?
Ryan rió con aquella adorable sonrisa suya unica, tan serena y tranquila, apoyó sus brazos en la orilla de la cama y recargó su rostro entre ellos para quedar a mi altura. Me pregunté como era posible que yo pudiera sostenerle esa intensa mirada con la que me hipnotizaba sin siquiera pasarme por la mente la escasa distancia que nos separa.
―Te enfadaste por haberte abandonado como lo hice, me insultaste un par de veces antes de echarte a llorar y volver a confundirme con Ivan cuando intenté consolarte―Volvio a reir y yo enronjeci cubriendo mi rostro con las palmas de mis manos.―cuando Ivan volvio a llamar tu atencion, te acercaste a él y le dijiste lo mucho que sentias discutir entre nosotros, que no importaba cuan enfadada te sintieras por dentro ya que ese enfado solo era hacia ti misma por no saber sincerisarte por completo...―Sus manos acogieron las mias y las retiraron de mi cara con delicadeza. Me atreví a mirarle a los ojos a pesar de que la distancia había quedado mas reducida, podia sentir su respiracion.―Cuando tu voz ya apenas y era un susurro y tus parpados lucharon por mantenerse despiertos, tus fuerzas te flaquearon instantes antes de que yo acudiera a ti y te depositara en el sofa. Me reconociste, dijiste mi nombre y te acurrucaste contra mi antes de decir...
―..."Te quiero".―Concluí al recordar. Por supuesto que lo recordaba.―Me acuerdo de eso.
―Bien.―Aprobó acercandose despasio―Porque así no tendria por que explicarte lo que te dije en respuesta.
Fue solo entonces cuando sus labios tocaron los mios con una delicadeza excepcional, tan sutilmente cargado de ternura.
FIN
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Ops! Me salio muy largo xD!
Hala! Chicas, ya pueden sacar sus tridentes y sus antorchas para lincharme por hacerlas esperar tanto para tan poca cosa ('_'; )
Lo sientoooo muuuuuuuchoooo!!
Pero déjenme decirle que me alegra culminar con un fic mas, aunque claro que por supuesto que esto significa el inicio de otro proyecto. Ya les daré noticias dentro de poco, cuando cuelgue el cap. final de "Final alternativo"
A las chicas que me siguieron hasta aqui, muchas gracias por obsequiarme un poco de su tiempo y leer lo que escribo :) Las quiero!!!
Hasta entonces!!!